Composición
poética breve que expresa un solo pensamiento principal festivo o satírico de forma ingeniosa.
El epigrama se creó en la Grecia clásica y, como su nombre indica en griego, era una inscripción que se ponía sobre un objeto, que podía ser un exvoto, un regalo, una estatua o una tumba; los
epigramas sobre las tumbas formaron clase aparte y se denominaron
epitafios o epicedios, por lo que el vocablo pasó a designar el poema ingenioso que poseía la calidad de ser breve para poder pasar por rótulo o inscripción. La mayoría de los
epigramas griegos puede encontrarse en la llamada
Antología Palatina. Tras los griegos, destacaron en la composición de
epigramas los romanos, singularmente
Catulo y
Cayo Valerio Marcial.